Dos expulsados los otros días frente a Atlético (Ruben Pedrido y Javier Machvanin) y en su ultima visita a Charata, Atalaya sufrió la expulsión de Fernando Campos vs. Juventud y no fue mas de uno porque el arbitro les tuvo compasión.
El Zapallito juega fuerte, juega al limite; ellos mismos lo
reconocen y es lo que siempre caracterizó a Atalaya jugando tanto de local como
de visitante. Hasta ahí todo bien. Lo malo es cuando se asiste a la mala intención
o a la mala leche y se acude al juego brusco constantemente para no dejar jugar
al rival. Manitos escondidas, pataditas en el piso, ir a trabar con la plancha,
codazos abajo…todas las veces lo mismo. Eso no es futbol. Una cosa es futbol
fuerte y otra cosa es futbol malintencionado como muchas veces se ve en el
juego que plantea el equipo pinedense.
Quizás de acà a unos años y en el recambio generacional que los mismos jugadores con varios torneos encima como Machvanin estan reclamando, el jugar fuerte pero no malintencionadamente sea una de las cuentas pendientes que puedan saldar los pibes que van a venir; por el bien del futbol y por el bien del mismo Atalaya, un equipo amateur, el mas amateur de todos que se caracteriza por la garra y la fuerza de sus jugadores que muchas veces no cuentan con los recursos necesarios para afrontar un torneo de liga (Pedrido jugando en zapatillas por ejemplo) y que lo hacen todo a pulmón sin percibir incentivo alguno para hacerlo.
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