Seguramente era un partido que al Bocha no hubiera querido jugar. Pero algún día se iba a dar. En la jornada de ayer, defendiendo el arco de San Lorenzo de Saenz Peña, su primer amor, Miguel Caro volvió a atajar en el Coliseo Rojo, un estadio en que, entre otras cosas, se vistió de héroe en una semifinal de Federal C hace un par de años cuando le atajó dos penales a Sportivo Argentino, el mismo día que Juventud Unida remontó un 2-5 global.
Antes de convertirse en figura en un partido que terminó 0-0, por culpa en gran parte suya ya que le atajó un penal a Juan Maciel (no pierde la costumbre) el Bocha recibió la ovación de la Marea Roja y además fue condecorado por la dirigencia del club quien en manos de su Presidente Hildo Gutierrez, entregó el buzo de arquero que usó durante su paso por el Rojo, el mismo por el cual dejó la piel en cada revolcón y en cada atajada, muchas de las cuales valieron campeonatos, clasificaciones heroicas y clásicos ante el rival de toda la vida inolvidables.
Después del partido y entre tantas notas con la prensa, el Bocha se sacó los guantes y se los regaló a Darío, uno de los tantos amigos que dejó en Charata y que a pesar de los años será inolvidable.
Diego no se fue
Juventud Unida brindó un emotivo homenaje a Diego Avila. Días atrás el Gordo fue víctima de un trágico accidente de tránsito que golpeó duro no solo a familiares y amigos sino a todo un barrio que lo recordará por siempre.
Antes del partido hubo minuto de silencio en su memoria y desde la dirigencia entregaron a familiares un reconocimiento: “Estarás presente en cada partido del Rojo”. Recibió su hermano Adrían. Vacío terrible en La Marea Roja que coreó su nombre.
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