Luego de una semana difícil entre rumores de discusiones con
el cuerpo técnico, Schoning saltó desde el banco de suplentes y fue el héroe de
la primera final ante Libertad. La historia detrás del último ídolo de Juventud
que viene de superar una operación importante de su rodilla en la etapa final
de toda una época dándole patadas a la pelota.
Las declaraciones de Marcelo Schoning después del Superclásico
que lo tuvo como héroe no hizo más que confirmar lo que había trascendido fines
de semanas atrás: la discusión subida de tono con el Profe Eduardo Lopez que habría
involucrado a algunos dirigentes del club minutos antes del partido vs. Cooperativista
por la semifinal del Clausura de la liga.
Ese día uno miraba la planilla y Juventud llamativamente no
completaba el banco de suplentes. La camiseta N° 16 estaba vacante, no tenía
dueño. Y faltaba el, Nino Schoning, quien en el partido de ida había sido
titular.
Al parecer la decisión de que ocupe un lugar en el banco de
suplentes habría sido la última gota que rebalsó el vaso de una relación algo
tirante entre el jugador y el integrante del improvisado cuerpo técnico de
Juventud que ya haia sufrido las salidas de Waldemar Albertí y Gastón
Falkievich.
Después de aquel episodio más allá de quien tenia o no la razón
Nino Schoning con sus años de experiencia logró darse cuenta de que no era
saludable que luego de todo una vida en el club culmine su carrera de esta
manera, al igual que el Profe Eduardo Lopez y aquel dirigente con quienes se habrían
replanteado esta situación y decidieron buscar la manera de concretar un
acercamiento y de tirar para adelante todos juntos, más aun en el marco de estas
instancias finales donde Juventud está ante una chance inmejorable de volver a
gritar campeón después de cuatro años.
Y la historia sumó un capitulo mas, el mejor quizás el
domingo, cuando Juventud estaba prácticamente en la lona al borde del nocaut
por parte de Libertad. Perdía 2 a 0 y necesitaba urgente un gol para meterse
nuevamente en partido. Pero entró ese petiso complicado, uno de los últimos (si
no ultimo) ídolos del Bicho Colorado, multicampeon en el club que lo vio nacer tiró
al asador sus años de batallas y clásicos incesantes con el Azulgrana, una
parte de ese talento que todavía persiste y un amor propio suficiente como para
ganarle a las dificultades físicas y a esa rodilla que viene de una operación grosa
y aportar dos goles fantásticos (uno de ellos de cabeza) para hacer explotar a
un Coliseo Rojo que minutos atrás había sido hostil para con el.
Después del partido se fundieron en un abrazo paternal junto
a Carlos Frias aclarándole que mas allá de aquel episodio las puertas del club
las sigue teniendo abiertas.
"Uno trata siempre de aportar durante la semana. A mis
compañeros y al cuerpo técnico le pido disculpas. Yo se que estuve mal el otro
día. No fue porque no quise ir al banco en aquel partido sino que hubo otras
circunstancias. Por ahí la gente creyó eso”, dijo el héroe de la tarde quien
mas tarde citó a quien fuera su entrenador en uno de los tantos equipos que integró
en la zona como Comercio de Santa Sylvina: “Siempre una persona que me enseñó
mucho como Palavecino me dijo que cuando jugas titular nunca tenés que
preguntar y cuando te queda estar suplente tampoco porque entran otros
compañeros a los que tenés que alentarlos desde el banco. Hoy quise aportar mi
granito de arena, gracias a Dios se me dieron dos goles, sin la ayuda de mis compañeros
no lo hubiera podido lograr.”
Así y todo, Nino sostuvo que: “Estos dos goles me sirven
mucho en lo personal, pero yo no tengo que demostrarle nada a nadie. La gente
conoce lo que yo puedo aportar y el día que no de mas en la cancha dejare de
jugar. Uno no va a hacerle mal al club. Yo vengo de una lesión muy grande, la
operación de la rodilla no es fácil, uno trata de venir a entrenar dejando
muchas cosas de lado.”
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