La violencia volvió a instalarse en el fútbol local. Después de que Vallejos sancionara el segundo penal para Juventud comenzaron a llover cascotes de la hinchada de la Coope al campo de juego. Se paró el partido por varios minutos. Uno de ellos pegó en la pierna del arbitro. #BastaDeViolencia
La Coope no podía con Juventud, el local ganaba 2 a 0 y la serie ya estaba liquida. Sebastian Acosta le cometió una dura falta a Claudio Rodriguez Diaz, Carlos Vallejos sancionó penal y expulsión para el arquero. A partir de allí, el descontrol se apoderó de la tribuna albiceleste y los muchachos hicieron llover piedras al arco que tenían enfrente y que es donde se iba a ejecutar el tiro desde los doce pasos. Uno de los cascotes pegó en Vallejos que mas tarde tuvo que ser atendido por la enfermera Noemi Brandan. Lo increíble de eso fue que cuando la enfermera intentaba secarle la sangre que corría por la pierna, un ayudante de campo de Cooperativista se mostraba indignado con el arbitro porque este supuestamente le había contestado mal a una consulta que le había hecho. No era el momento para hacernos los indignados, señor.
En eso, la actitud de Jorge Castillo fue totalmente distinta y a pesar del peligro que significaba (que hasta lo agredan a el mismo) caminó hasta la descontrolada tribuna y le pidió a sus hinchas que dejen de tirar proyectiles a la cancha.
Pero no todo terminó ahí. Una vez que se calmaron (después de varios minutos) en el final del partido cuando se retiraba la parcialidad visitante comenzaron a arrojar nuevamente piedras pero esta vez fueron a la hinchada rival. Y obvio estos también respondieron integrándose al grupo de los tarados que no entienden nada sobre reglas de convivencia en un espectáculo deportivo.
La Coope no podía con Juventud, el local ganaba 2 a 0 y la serie ya estaba liquida. Sebastian Acosta le cometió una dura falta a Claudio Rodriguez Diaz, Carlos Vallejos sancionó penal y expulsión para el arquero. A partir de allí, el descontrol se apoderó de la tribuna albiceleste y los muchachos hicieron llover piedras al arco que tenían enfrente y que es donde se iba a ejecutar el tiro desde los doce pasos. Uno de los cascotes pegó en Vallejos que mas tarde tuvo que ser atendido por la enfermera Noemi Brandan. Lo increíble de eso fue que cuando la enfermera intentaba secarle la sangre que corría por la pierna, un ayudante de campo de Cooperativista se mostraba indignado con el arbitro porque este supuestamente le había contestado mal a una consulta que le había hecho. No era el momento para hacernos los indignados, señor.
En eso, la actitud de Jorge Castillo fue totalmente distinta y a pesar del peligro que significaba (que hasta lo agredan a el mismo) caminó hasta la descontrolada tribuna y le pidió a sus hinchas que dejen de tirar proyectiles a la cancha.
Pero no todo terminó ahí. Una vez que se calmaron (después de varios minutos) en el final del partido cuando se retiraba la parcialidad visitante comenzaron a arrojar nuevamente piedras pero esta vez fueron a la hinchada rival. Y obvio estos también respondieron integrándose al grupo de los tarados que no entienden nada sobre reglas de convivencia en un espectáculo deportivo.
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