Al llegar a la
cancha de Sportivo hubo algo que llamó la atención. Por el antiguo buffle
sonaba la voz del estadio, pero esta vez no se trataba de un vozarrón masculino
sino de una voz dulce y simpática; típica de la entrada de la chica en un
cumple de quince o de un programa de radio romántico. Con cumbias nostálgicas y
su garganta suave, Marisa Suarez se hizo cargo de la consola y animó la calurosa tarde campeña; poniéndole mucha paz a una jornada que en la previa se veía muy tensa.
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