Nos estaba esperando en la radio, dejó el silbato y se volcó inmediatamente al periodismo. Hoy conduce las mañanas de una de las radios lideres (FM SUDOESTE) y un programa deportivo a la tarde. Muy gentil, nos invita a tomar asiento, cierra con llaves estudios y recibe las tarjetas rojas. “¿Y esto para que es?”, pregunta José Luis. “Ya te vas a enterar”.
Con mucha chispa se soltó y comenzó a expedir las mas graciosas anécdotas de su época, una tras otra; desde cómo lo convenció (el con la tarjeta en mano) un jugador y sus “pucheritos” de lastima para que no lo expulse (conocido exjugador de Atlético que hoy hace sonido en los estadios). A como a un arbitro, acostumbrado a dirigir con el pito en la boca, tuvieron que sacarle el silbato de la garganta por un pelotazo que le habían dado antes.
Lo que tiene de grandote lo tiene de un verdadero sabio del arbitraje, las espaldas suficientes como para cobrar un penal en el último minuto de un nocturno Unión de General Pinedo-Juventud. Supo ser el arbitro mas influyente de “aquella época gloriosa del futbol de la liga”, tal y como la llama el. Y dejó de serlo cuando quiso, luego de 18 años de clásicos multitudinarios y finales picantes, conducidos con personalidad y una presencia carismática en el campo de juego.
Cuestionario en mano, grabador listo, mate y tortilla sobre la mesa y las puertas bien cerradas (el operador se embromó). Con ustedes, José Luis "Tote" Corazza, un verdadero grandote del arbitraje del Noroeste.
-¿Cómo fue que te inclinaste por el arbitraje? -A mi me costaba el futbol, lo practiqué durante poco tiempo. En realidad a mi me llamó la atención cuando me tocó el servicio militar. El Sargento Gimenez trabajaba en el Ejército de Resistencia, estaba a cargo de nosotros. Había torneos internos, semanales, mensuales en el regimiento. Yo jugaba mucho al vóley, tenis, entre otras cosas y siempre quedaba al margen de los partidos de futbol. Y como en la milicia nunca podes estar de balde, me acuerdo que Gimenez me dijo “Usted charatense ya que es grandote, usted va a dirigir”. Y allí comencé a dirigir en el Ejercito. Y al tiempo que venia acá, charlando con el Gallego Oscar Fernandez y Hugo Ruesta (que eran técnicos que trabajaban juntos en un equipo de Charata que no me acuerdo cual, pero si que todas las selecciones de la liga pasaban por manos de ellos) me dijeron “vos físico tenés, tenés que entrenar, tenés que perfeccionarte y se me hace que podes andar bien”. Y bueno, hice todos los trámites en la liga y lo único que me entregaron fue un reglamento que tuve que leerlo solo como cualquier libro que te dan en la facultad, y arreglate como puedas. No había escuela de árbitros, eran árbitros que ya estaban un poco de vuelta, una camada bastante vieja y conocida por gente de aquí.
Me mandaron a dirigir en segunda división y juez de línea de primera. Y estuve poco tiempo allí, algunos árbitros se fueron, otros se enfermaron. En un partido se lesionó un arbitro y me tocó jugar los segundos 45 minutos y a partir de ahí, durante 18 años ininterrumpidos no dejé mas el arbitraje.
-Algún partido en especial que recuerdes. -Para mi todos los partidos eran especiales porque por ahí uno dice que es lindo dirigir los clásicos, es lindo dirigir las finales. Yo tuve la suerte de que siempre me pedían para dirigir las finales porque uno tenia una determinada manera de hacerlo, yo a esto lo tomaba como una profesión a partir de todo lo que pudimos conformar dentro de la liga en esa época, una liga bien organizada y no digo que esta no lo sea pero en es
os momentos con Faustino Callan, Pedro Mihanovich, Ramón Diaz, eran tiempos que estaban detrás tuyo y querían que vos mejores. Seguramente habrán visto algunas condiciones en mi para dejarme a cargo del Colegio de Árbitros que se formó. Yo hice dos cursos en Buenos Aires, el segundo con el quinto mejor puntaje del país siendo Arbitro Nacional e Instructor Nacional, titulo con el que jamás marqué diferencias sobre nadie, aun cuando tuve las escuelas. Jamás le he cobrado un peso a nadie por enseñar, todo lo que aprendía se lo volcaba a ellos, se ha logrado conformar un grupo maravilloso de árbitros.
-¿Tuvieron sus frutos las cosas que trajiste para acá como Instructor Nacional? -Que no te quepa la menor duda. Las comparaciones son odiosas, pero en ese momento teníamos la obligación de perfeccionarnos porque el futbol de aquella época fue el mas glorioso lejos que se ha jugado. Desde Corzuela hasta Hermoso Campo te daba placer ir a la cancha, peleando el campeonato, en la mitad de la tabla o vayas último, cada uno tenia un par de jugadores que realmente daba placer verlos jugar y eso te obligaba a seguir estudiando, perfeccionando. Y los chicos entendieron el mensaje de lo que yo pretendía y yo me siento orgulloso porque jamás se hablo de que a un árbitro se lo compró. Nunca hubo una denuncia, nunca me pidieron que no los dirija un árbitro. Todo lo que yo armaba y desarmaba era pura responsabilidad mia, todo lo que ves vos hoy yo lo armaba solo. Y las designaciones te las tiraba dos o tres días antes de cada partido y tenias la obligación de preparar los partidos. Es decir, si designaba a Manuel Gonzalez para dirigir Juventud Unida y Cooperativa, el sabia que tenia a un Luis Schoning que era muy fuerte de numero dos, y sabia que tenias el talento de Hildo Coria y que te ibas a encontrar con un Ferrucci que jugaba fuerte, un Ottone que iba fuerte y un Guido Ojeda que tenía mucho talento pero mucha lengua. Los jugadores eran archiconocidos, hablar del glorioso Unión de General Pinedo, de Juventud unida, Libertad, Hermoso Campo tenia un cuadrazo. Había equipos que jamás habían dado una vuelta olímpica, Atalaya, La Federación, Sportivo Argentino, Libertad que nunca había salido campeón. Con nosotros se fue transformando todo, apareció el futbol lindo porque comenzaron a llegar buenos jugadores y buenos técnicos como el Negro Ibañez que revolucionó el futbol de Libertad. Pero nosotros le poníamos esa cuota de equivocarnos lo menos posible y tener errores que eran ínfimos. Yo tenia seis árbitros de primera y con eso me manejaba. Y en las finales íbamos los árbitros de primera y jueces de línea de primera que era un poco para que los árbitros de segunda traten de mejorar y superarte si querían dirigir una final que en esas épocas eran multitudes y te daba placer dirigirlas.
-¿Qué diferencias ves en el arbitraje que ejerció aquella generación con el de ahora? -No es muy ético que yo tenga que hablar del arbitraje de ahora porque voy poco a la cancha y me llevo mas por los informes que aparecen. Y yo sin saber trato de clarificar la jugada y por ahí me puedo equivocar. El tema es que ninguno es mas que otro, yo imponía físico y te podía enseñar las 17 reglas de juego que es lo que hacia con mis compañeros. Pero la personalidad yo no te la puedo imponer. Trataba si de que sean duros, de que tengan cara de malo, algunos la tenían pero eran de corazón noble. En aquel momento nos matábamos de risa en la cancha equivocándonos y todo, ejemplos miles te puedo dar. No había tumultos, no había quien vaya a querer pegarle al arbitro o era muy raro encontrarse con ese tipo de situaciones, pero porque la comunicación era permanente. Las dudas que se generaban en cada partido se les pedía explicación a los árbitros todos los lunes en la liga así hallan dirigido bien. Y todo eso se iba puliendo, mejorando, aconsejando.
-Una vez que dejaste de dirigir: ¿Te llamaron alguna desde la liga para ocupar algún cargo? -Jamás. Tuve la posibilidad con el prestigio que uno logró de hacerlo, pero lo mío fue hasta el Tribunal Disciplinario. Cuando iban a tomar una decisión me encerraban el Dr. Koster, el Dr Ovejero, Miguel Marin creo que estaban, Jorge Muñoz, algunos de ellos profesionales. Antes de tomar las decisiones me llamaban a mi y me decían mirá este es el informe y este el jugador. Y buscábamos siempre el objetivo del que hizo macana tenga su castigo. Pero yo estaba avocado pura y exclusivamente al arbitraje, me sacaba el sueño perfeccionarme y que el colega se mejore. A mi no me interesan los cargos porque yo por mas que sea recontra presidente de cualquier cosa si vos no vas con propuestas superadoras no tiene sentido de nada. Pero si me hubiese gustado y me sentí muchas veces dolido es que a nivel arbitraje yo creo que me he ganado un lugarcito, no para ser un monumento sino por todo lo que le he dado a la liga y la posibilidad que me ha dado la misma liga de aprender y estudiar para pasárselo a mis compañeros a cambio de nada. Yo creo que era merecedor de que me digan “Macho, la liga invirtió con vos, tenés sobradas condiciones o conocimientos para manejar un grupo de árbitros”.
Te diría sin ofender a nadie, he visto árbitros que tienen condiciones, hay otros que pueden tener condiciones pero no están con el físico ideal. Hay muchas cosas que se pueden pulir para mejorarlo. Eh visto en otros casos que quieren ser protagonistas y cuando el árbitro busca ser protagonista estas en el horno, y es lo que está pasando hoy.
-En estos últimos tiempos se han visto gruesos errores en el arbitraje y mas de una vez sostuviste que no es porque están comprados ni nada de eso sino porque no saben. ¿Seguís sosteniendo lo mismo? -Yo sostengo que no hay mejor arbitraje que el que cuando tenés excelentes jueces de línea porque yo te quisiera poner a vos y a cualquiera con un silbato dentro de un campo de juego y que vos tengas la posibilidad de que los linemans estén con la mirada permanente hacia el arbitro y hacia la ultima línea y vas a ver como dirigís de taquito. El futbol no tiene secretos, está todo inventado, vos no podes inventar nada. Yo digo que siempre tenés que tratar de tener los errores mínimos porque cobrar una mano, un corner, un indirecto, la distancia, son reglas básicas. Algunos hasta el día de hoy protestan por la ley de ventaja, la ley de ventaja no es reglamentaria, vos la aplicas si querés y la sabes, si no, no. Tenés que estar concentrado 48 horas antes y 48 horas después de cada partido porque si vos vas solo pensando a lo mejor pobrecitos laburan, no tienen tiempo, mucho no les gusta y van por un arancel a lo mejor es entendible. Pero vos no te olvides que tenés que manejar un grupo no solo de 22 jugadores, tenés que manejar un plantel superior que se suman al cuerpo técnico, dirigentes e hinchadas. No es una cosa menor un partido de fútbol, abarca muchos aspectos que a lo mejor estos chicos no saben, pero no saben porque no tienen alguien que les enseñe. Yo no quiero que sean como yo, ni que me miren a mi. Pero lo que si quiero es enseñarles lo que uno aprendió. Yo tuve la posibilidad de dirigir en distintas provincias, partidos feos, durísimos con mucha custodia. Pero estos de ahora se conforman con dirigir acá nomás, arañar un Federativo o dos y a lo mejor tienen sobradas condiciones para hacerlo en otro nivel.
Yo me jugué mucho el pellejo con Marcelo Pegoraro. Yo trabajaba en el Polideportivo del Colegio Nacional y me prestaban las aulas, y una noche apareció en una de las escuelas. Me contó que el iba a ver mucho futbol, que miraba el arbitraje “generalmente te sigo a vos y a mi me gusta” decía. Tan solo 13 o 14 años tenía. “¿Pero vos estas seguro?”, le pregunté. “Si yo quiero venir a estudiar” y que se yo. Cuando me di cuenta Marcelo estaba por cumplir 16 años y lo mandé a dirigir primera división. Tomaba las clases teórico-practico y lo mandábamos al fútbol infantil que muchos lo hicieron e iba a verlo, generalmente jugaban a la mañana. Cuando lo designé, en la liga me llamaron por teléfono y me dijeron “estas loco”. “Y capaz que si” les dije, “pero este chico va a romper las cabezas de los dirigentes de pensar que alguno lo podía perjudicar y demás”. Nunca mas paró Marcelo y hoy es arbitro nacional y está en la Liga Chaqueña. Cada vez que tenemos contacto no deja de agradecérmelo, pero el laburo fue para el, para su carrera. Es un excelente arbitro, un excelente profesional y una excelente persona por sobre todas las cosas.
Pero esto no es todo y si te quedaste con ganas de conocer mas, de seguir viajando por aquel fútbol de los Luis Schoning, los Negro Ibañez y los Gallego Fernandez; enganchate mañana a la misma hora y en el mismo canal. O en la misma radio mejor dicho…
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