Al finalizar el primer tiempo, el Comisario Inspector Carlos Galarza avisó a la dirigencia de Libertad la rotura de parte del alambrado olímpico que daba al sector donde se ubicaba la tribuna visitante que había sido dañado mientras se jugaba el partido. Y si no se lo reparaba el funcionario policial deslizó la posibilidad de suspender el espectáculo, como corresponde. Sin embargo, colaboradores de la institución azulgrana hicieron su trabajo y pudieron arreglarlo.
El codazo a Claudio Soto que fue retirado de la cancha en ambulancia se llevó consigo a la enfermera del partido. Estuvo suspendido temporalmente hasta que un conocido profesional de la ciudad, el Dr. Aligio Juarez, que estaba mirando el partido se ofreció gentilmente y ocupó ese rol.
Pero lo mas llamativo ocurrió mientras atendían a Soto. Hinchas de Juventud burlaron el operativo y comenzaron a arrojar pirotecnia al campo de juego. De 5 a 7 bombas de estruendo cayeron, una al lado de la otra. ¿Eneficiencia en el operativo policial o es imposible luchar contra la viveza de algunos?
Lo cierto es que el Superclásico corrió peligro y estuvo ahí de ser suspendido. Que en la vuelta en el Coliseo Rojo no vuelva a pasar.
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