Las instalaciones del club del barrio Malvinas están hechas un monte. El pasto que llega a los dos metros de altura y las malezas que provocan peligro constante en estos tiempos, unido a ciertos árboles caídos por el viento de hace un semana son la combinación perfecta para considerar al Club Atlético Charata como una hibrida selva misionera.
El estado del predio del Club Atlético Charata es deplorable. Las centenas de metros cuadrados de terreno del club Fortín están en su mayoría tapadas por el pasto que llega a los dos metros de altura. Las lluvias de estas últimas semanas unidas al sol que aqueja a toda la ciudad y la región configuran el clima perfecto para el crecimiento de las malezas.
Pero lo que llama la atención es que desde hace una semana que las instalaciones del club se encuentra en este estado representando un peligro constante en épocas en las que el maldito dengue puede reaparecer por estos lados o por la inseguridad misma que se vive actualmente.
Como se ve en las imágenes, el frente pintoresco del Club Atlético Charata tampoco escapa a la “Época Verde”. El muro perimetral prácticamente se encuentra escondido detrás del pastizal. Árboles que fueron quebrados por el fuerte viento de hace una semana siguen con sus ramas por el piso. En el estadio, si bien se cortó el césped dentro de la cancha, las malezas cubren por la mitad el alambrado olímpico y los bancos de suplentes fluyen desde el colorido verde.
Tristeza provoca ver la realidad del predio del Fortín, hermosos metros cuadrados de espacio verde que por estos días se encuentran cautivos de un gigante pastizal y presos de las acciones nulas de sus directivos.
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