En Mendoza, jugadores del Sabalero de Alvear, para participar del TDI pusieron en garantía sus propios bienes. "Todavía estoy pagando en cuotas mi camioneta. Espero que no tenga que venderla", contaron. Una historia de amor al fútbol. Y de riesgos. Historias del TDI.
"Me quiero morir. Pensábamos pagar el alquiler de la cancha con la recaudación y ahora nos piden hacerlo 48 horas antes del partido..."
La llamada al club llegó en un mal momento para Romano Sampirisi. Aunque, a decir verdad, los malos momentos hace rato que se coleccionan en el Club Atlético Colón de General Alvear, a 282 kilómetros de Mendoza capital y casi 900 de Buenos Aires. Por esas cosas raras de la vida, y de las lindas del fútbol, el Sabalero se metió de prepo en este Torneo del Interior, también llamado Argentino C –que incluso, con una serie de martingalas, hasta podría tenerlo en la Copa Libertadores del 2016- y tal vez, sus jugadores, la terminen pagando. Y en todo sentido... Romano Sampirisi, del otro lado de la línea, asume su locura automática, ese envión hacia el abismo que decidió tomar con otro jugador, Gonzalo Teté Giménez, el mismísimo día que los dirigentes le avisaron que no había plata para disputar el TDI y ellos, ciegos, decidieron ponerle el pecho a la situación y hacerse cargo de cualquier eventual pérdida. Con su patrimonio. "¿Qué tengo como garantía? Y... Todavía estoy pagando en cuotas mi camionetita. Espero que no me haga falta venderla...", ruega quien juega en el Rojinegro desde los 6 años, vive a cinco cuadras del club, y encima se quedó out del debut por una pubialgia.
El principio del fin comenzó el 2 de septiembre pasado. Tras empatar 1-1 ante Ferro en el partido decisivo, Colón ganó 5-4 por penales (Sampirisi y Giménez la mandaron adentro en la definición) y, así las cosas, el Sabalero se metía por primera vez en esta competencia. Sin embargo... "Los dirigentes no estaban muy seguros de participar. Muchos de ellos fueron jugadores en la vieja experiencia del Argentino B, hace diez, 15 años, y perdieron mucho dinero. La prioridad del club era reconstruir la cancha. Y el único ingreso es el alquiler del saloncito, para fiestas, cumpleaños de 15... Pensá que el club tiene 50 socios que colaboran con un bono voluntario de 30 pesos. Esta es una ciudad de 48.000 habitantes, que ya tiene a Sport Club Pacífico y Andes FC en el TAB. Así y todo, decidimos tomar la responsabilidad. 'Si llega una deuda al club se hacen cargo ustedes', nos dijeron. Y les dijimos que sí. Acá estamos...", asegura. Y transpira.
Cada paso fue un parto. Incluso, a la hora de entregar los papeles aceptando la plaza en la Asociación local. "Fuimos a la casa del secretario a pedir el sello para mandar los papeles al Consejo Federal. Pero se nos ensució con grasa porque el tesorero trabaja en un taller. Tuvimos entonces que pasar por una panadería y con la miga, limpiarlos... Una vez que estábamos adentros tuvimos que rebuscarnos para conseguir algo de dinero. Hicimos una cena al aire libre y nos salió mal: llovió. Después armamos un baile. Nos quedamos como hasta las 6 para conseguir 900 pesos. Y sorteamos un jamón. Por suerte, La Ferretería nos da una gran mano, así como Cecsagal, la cooperativa eléctrica. Y estamos peleando por un subsidio municipal. Los gastos son muchos...", asume Sampirisi, con el tarrito coqueteando sobre el techo de la camioneta...
El 0-0 de visitante ante Real del Padre, por la Zona 56 del torneo más federal del fútbol argentino, resultó auspicioso. "Somos el equipo más pobre de los cuatro del grupo. Así y todo, creamos siete situaciones clarísimas de gol. La clave es que los pibes se matan. Nadie cobra un mango, le tenemos que pagar además a un profe para que nos entrene, y en el predio, la canilla más cerca para refrescarnos la tenemos a 50 metros. Igual, tenemos fe en meternos entre los dos primeros y pasar de ronda. Aunque así, en vez de 12.000 pesos por partido, los gastos se elevan a 15.000. No nos tenemos que motivar tanto, je", bromea Sampirisi. Por no llorar... Este fin de semana, por ejemplo, se viene Sportivo Ballofett de San Rafael. Y en Mendoza, el operativo policial lo paga 100% el club organizador del evento. "Por eso vamos a jugar sin visitantes. Porque parece que resignás ingresos pero nos obligaría a pagar 21 agentes en vez de diez. ¿Y sabés cuánto cuesta cada uno? 216 mangos. Sumá los 7.500 para los gastos de la Liga y el Consejo, los 2.500 de alquiler... Encima jugamos a 20 kilómetros, en Bowen, y además de la cancha, se quedan con las consumiciones de la cantina...", cuenta el volante/dirigente.
Se avecinan horas cruciales en General Alvear, en las cercanías del Río Atuel. Un ojo de la cara puede costar el debut como local del Rojinegro. "El pueblo nos conoce. Golpeamos la puerta de todos los comercios. Necesitamos una mano. Creo que vamos a estar jugando y, en vez de tener los ojos puestos en la pelota, vamos a estar más pendientes de cuánta gente entra. Por la recaudación... Que sea lo que Dios quiera", lanza Sampirisi antes de la despedida. Y arranca su camioneta. Por ahora, la tiene...
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