Como en todo el fútbol argentino el Clásico terminó a los piedrazos entre las hinchadas. Empezaron en el estadio, la siguieron en la San Lorenzo y la Alberdi y la terminaron en la Tacuarí. La policía, ni enterada.
Triste final para un lindo Clásico que se pudo apreciar no solo por el partido en si sino también por el color y el calor que los mismos hinchas le pusieron a la fría noche del miércoles.
Lamentablemente las piedras comenzaron a caer desde afuera del estadio durante el partido. Unos muchachos clandestinos que se encontraban subidos a un árbol sobre la calle Las Heras mirando el partido sin pagar la entrada correspondiente comenzaron a arrojar elementos contundentes a la tribuna visitante. Ya en el final del partido y consumada la conquista de Cooperativista, ahora las piedras también comenzaron a llover desde adentro, mas precisamente desde la tribuna local y obviamente la visita respondió.
Pasados los minutos, parecía que los ánimos se habían calmado pero al salir del estadio nos encontramos con que los enfrentamientos seguían en las calles aledañas al Coliseo Rojo.
Pasados los minutos, parecía que los ánimos se habían calmado pero al salir del estadio nos encontramos con que los enfrentamientos seguían en las calles aledañas al Coliseo Rojo.
Los mas de treinta policías que fueron contratados para la custodia del Clásico, que se habían hecho esperar y de los que se habló toda la semana, no intervinieron en ningún momento en el altercado a tal punto que el que tuvo que tomar la posta y actuar como un Nobel de la paz fue Jorge Castillo, quien luego en declaraciones a STC condenó de manera correcta estos lamentables incidentes mostrando a la cámara algunas de las piedras con las que se tiraban.
Lamentable final de un Clásico que había sido pacifico en los dos anteriores partidos y que esta vez parece que los muchachos se propusieron arruinarlo mostrando la parte mas violenta de lo que es hoy en día el fútbol argentino.
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