No eran los bombos

Cuando se retiraba el grueso de la hinchada de Libertad, la parcialidad local no soportó la gastada y los despidieron con una lluvia de cascotes. Pero ojo, antes del inicio del partido un tarado de la visitante le rozó el mate a Caro con la mitad de un ladrillo. Están todos mal de la cabeza.
Una vez mas los mas de 50 policías no alcanzaron. Una vez mas el arrojo de piedras se hizo presente en el Coliseo Rojo ante la eliminación del torneo. Una vez mas falló la prevención y el operativo actuó recién cuando se daban los hechos con balas de goma para dispersar a la muchedumbre.
No hubo detenidos, pero nuevamente los hechos demuestran que no son los bombos los que incitan a la violencia sino que en muchos casos son los muchachitos que los tienen colgados del cuello y que siguen entrando a la cancha como pancho por su casa. Y una pregunta a aquellos dirigentes (de clubes y liga) molestos por las restricciones policiales: ¿Así quieren jugar de noche estos partidos definitorios?