25 de agosto de 2013

Blas Armando Taboada

La historia del Blaqui, rey de la primera final del Apertura. El viejo lo anotó así en el registro civil por su fanatismo hacia el volante de Boca. Sin embargo, el talento y una zurda explosiva lo llevaron a hasta las inferiores de River en donde llegó a jugar con Erik Lamela, idolo millonario hoy en Roma de Italia.

Pero las malas decisiones, la rebeldía y la irresponsabilidad propia de un adolescente lo traicionaron a Blas Taboada y lo llevaron a no sacarle provecho a aquella oportunidad única de pegar el salto, quien dice, al futbol profesional.
Hace un par de meses hizo terapia con Osbaldo Martín y se confesó: "Yo me dediqué a la joda, la verdad que fui un pelotudo".
En su regreso a Corzuela y despues de un laburo serio y secreto de familia, amigos y dirigentes para recuperarlo de quizas para el una frustración imperdonable, Blaqui volvió a sacarle jugo a esa guapeza y a esos movimientos empredecibles para encarar que muchas veces dejan en ridiculo al rival para brillar en la primera final con dos anotaciones magnificas y dejarlo ahí a Obreros de dar la vuelta olimpica.

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